La arquitectura como propaganda: de la Italia fascista a Corea del Norte

La arquitectura como propaganda Es una declaración de poder perdurable y no verbal.

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Desde el monumentalismo de los imperios antiguos hasta las austeras ciudades planificadas de los regímenes autoritarios actuales, los edificios se han utilizado sistemáticamente para comunicar ideología, permanencia y control.

Se trata de un acto calculado de política exterior, meticulosamente diseñado para moldear el sentido de pertenencia del individuo dentro del colectivo.

A diferencia de los manifiestos efímeros o los periódicos censurados, la arquitectura ofrece una afirmación permanente y tangible de la legitimidad del régimen. Crea un entorno donde la disidencia se siente geográficamente imposible.

La escala, la simetría y la elección de materiales —mármol, granito, vastas extensiones— son herramientas deliberadas en esta gran campaña psicológica.

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¿Por qué los regímenes autoritarios adoptan la arquitectura monumental?

Los regímenes dictatoriales y totalitarios requieren inherentemente una proyección visible y abrumadora de autoridad absoluta.

Monumental La arquitectura como propaganda Lo consigue empequeñeciendo intencionadamente al individuo. El ciudadano se ve física y emocionalmente abrumado por el poder del Estado.

Esta estrategia arquitectónica busca reemplazar la identidad individual con la obediencia colectiva.

Los edificios no son meras estructuras funcionales; son escenarios permanentes para la representación de la unidad nacional y el culto al líder.

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¿Cómo comunica la escala el poder del Estado?

La magnitud descomunal de la arquitectura propagandística reduce al ciudadano a un componente insignificante de una maquinaria mayor.

En la Italia fascista, la visión para el distrito Esposizione Universale Roma (EUR) en Roma presentaba formas clásicas masivas y despojadas.

El famoso Palazzo della Civiltà Italiana, conocido como el “Coliseo Cuadrado”, ejemplifica esto.

Su implacable simetría y sus colosales arcos evocan la grandeza de la Antigua Roma, vinculando directamente el régimen de Mussolini con un glorioso pasado imperial.

Esta escala monumental susurra: “El Estado es eterno, inmenso e incuestionable”. De manera similar, en Pyongyang, Corea del Norte, la inmensa plaza Kim Il Sung actúa como un vasto lienzo vacío.

Está diseñado para albergar a cientos de miles de personas en desfiles militares, haciendo que los participantes humanos sean prácticamente invisibles contra el telón de fondo de enormes estructuras de hormigón.

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¿Qué papel juega el estilo en la comunicación ideológica?

El estilo arquitectónico se selecciona cuidadosamente para que se ajuste a la narrativa del régimen. En la Italia fascista, arquitectos como Marcello Piacentini mediaron entre el neoclásico y el racionalismo moderno.

Este estilo mixto, conocido como Estilo Littoriosugería modernidad y progreso hacia adelante, al tiempo que conservaba la solemnidad de la tradición romana.

La sobriedad del racionalismo italiano —líneas limpias y decoración mínima— tenía como objetivo comunicar eficiencia y orden, reflejando la supuesta disciplina del régimen.

Esta simplicidad intencionada era propaganda a favor de un estado controlado y eficiente.

La arquitectura norcoreana, inicialmente muy influenciada por el brutalismo soviético, evolucionó para incorporar las líneas de tejado tradicionales coreanas.

Esta medida fue un intento deliberado de afirmar la ideología “Juche” de autosuficiencia, otorgando al monumentalismo comunista un barniz marcadamente nacionalista.

Imagen: perplejidad

¿Cómo utilizó la Italia fascista el revivalismo arquitectónico para legitimarse?

El régimen de Mussolini estaba profundamente preocupado por establecer una sucesión al Imperio Romano.

Esta fue una estrategia calculada para otorgar legitimidad histórica a un sistema político nuevo y brutal. La arquitectura como propaganda se convirtió en la herramienta más poderosa para este secuestro histórico.

El régimen pretendía reconstruir Roma literalmente, demoliendo zonas medievales para dejar al descubierto monumentos antiguos. Este acto de «desenterrar» el pasado era propaganda en sí mismo, pues implicaba un renacimiento del poder imperial romano bajo el fascismo.

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¿Por qué fue así? Estilo Littorio ¿Elegido para transmitir continuidad?

El régimen fascista comprendió el poder de la coherencia visual. Estilo Littorio (El estilo Lictor) creó una estética reconocible y sancionada por el estado.

Al fusionar las formas racionales y modernistas de los bloques con elementos clásicos como el mármol travertino y los arcos repetidos, transmitía un doble mensaje.

El primer mensaje: Somos modernos, disciplinados y con visión de futuro. El segundo mensaje, aún más crucial: Somos los legítimos herederos de los Césares.

Las estructuras resultantes eran imponentes pero a la vez despejadas, y encarnaban una dignidad severa y marcial.

La Università degli Studi di Roma La Sapienza, aunque de planta racionalista, utiliza materiales y simetría axial que recuerdan a los foros imperiales.

Consolida visualmente la idea de que el fascismo es la etapa más elevada de la historia italiana.

¿Qué importancia tiene la planificación urbana en la propaganda fascista?

La propaganda arquitectónica fascista se extendió más allá de los edificios individuales, abarcando una ambiciosa planificación urbana.

La creación de nuevas ciudades altamente planificadas, como Littoria (ahora Latina), sirvió como poderosa manifestación espacial del control totalitario del régimen y su afán “modernizador”.

Estas ciudades, construidas con rapidez y precisión, contaban con un centro Caso del Fascio (Cuartel general del Partido Fascista) que dominaba la plaza principal.

Todo el trazado urbano se diseñó para lograr la máxima legibilidad y un control centralizado, situando literalmente al Partido en el centro de la vida cotidiana.

Este desarrollo urbano focalizado fue también una forma de ingeniería social.

El manifiesto hacía alarde de la capacidad del régimen para resolver problemas sociales, como la pobreza y el estancamiento agrícola, mediante una voluntad política pura e inquebrantable.

¿Cómo utiliza Corea del Norte la arquitectura para el control psicológico?

En Corea del Norte, La arquitectura como propaganda opera a un nivel aún más generalizado.

La capital, Pyongyang, es esencialmente una exhibición meticulosamente diseñada, concebida principalmente para visitantes internacionales y la élite nacional. Su arquitectura se centra menos en la historia y más en la creación de una realidad psicológica.

El mensaje clave es la incuestionable prosperidad y fortaleza del Estado, impulsadas por la familia gobernante Kim.

Los edificios no están pensados para mimetizarse; están pensados para destacar como símbolos monolíticos de una utopía socialista exitosa y única.

¿Cómo refuerzan los monumentos el culto a la personalidad?

Corea del Norte utiliza estatuas y monumentos colosales para garantizar la presencia omnipresente de sus líderes.

El Gran Monumento de la Colina Mansu, con sus imponentes estatuas de bronce de Kim Il Sung y Kim Jong Il, es el principal lugar de peregrinación. Los ciudadanos se ven obligados habitualmente a inclinarse y rendir homenaje.

Estos monumentos funcionan como representaciones físicas de la autoridad divina de los líderes.

La exposición constante y repetitiva a estas enormes efigies actúa como un refuerzo subconsciente e implacable del culto a la personalidad.

La colosal Torre Juche, símbolo de la filosofía de autosuficiencia de Kim Il Sung, domina físicamente el paisaje urbano.

Su altura y visibilidad hacen que la ideología nacional sea literalmente inescapable, funcionando como una valla publicitaria permanente de gran altura para el régimen.

¿Por qué se diseñan los espacios públicos para el espectáculo de masas?

El diseño urbano de Pyongyang prioriza los espacios abiertos masivos, específicamente para espectáculos como desfiles y juegos multitudinarios.

Estas vastas plazas rara vez se utilizan en la vida diaria, pero cobran vida para exhibiciones coreografiadas del poder estatal.

El telón de fondo arquitectónico, con sus ministerios dispuestos simétricamente, la Gran Casa de Estudios del Pueblo y el enorme y vacío Hotel Ryugyong (un fracaso propagandístico de larga data, aunque su existencia todavía proyecta ambición), proporciona el escenario.

El hotel Ryugyong. Este rascacielos piramidal de 105 pisos, visible desde toda la ciudad, ha sido una estructura vacía durante décadas.

Si bien simboliza el fracaso económico, su mera presencia constituye una demostración desafiante de la ambición desmedida, aunque finalmente no satisfecha, del Estado. Es propaganda hecha con pura voluntad concreta.

Calle de los científicos Mirae. En 2015, este distrito de rascacielos se construyó rápidamente. Presenta coloridas torres residenciales de diseño vanguardista, que contrastan marcadamente con el habitual hormigón monótono.

Se trató de propaganda visual directa, casi en tiempo real, diseñada para sugerir una prosperidad inmediata y vibrante bajo el liderazgo de Kim Jong Un.

¿Cuáles son los impactos duraderos de la arquitectura diseñada para el control?

Los efectos de La arquitectura como propaganda perduran mucho después de que los regímenes que las encargaron hayan caído o evolucionado.

Estas estructuras se convierten en complejos artefactos culturales, a la vez símbolos de opresión e innegables obras de arquitectura histórica.

La continua conservación o demolición de estos edificios suscita un intenso debate político y ético. ¿Debemos borrar los vestigios físicos de la tiranía o debemos preservarlos como herramientas educativas que nos advierten sobre las consecuencias de la opresión?

¿Por qué estos edificios siguen siendo controvertidos en 2025?

En Roma, el distrito EUR es hoy un próspero centro de negocios, pero sus orígenes en la ideología fascista son innegables. Los turistas admiran la simetría; los historiadores ven la manipulación.

Esta doble existencia implica que la arquitectura encarna perpetuamente un argumento político.

La controversia sigue siendo relevante hoy en día porque los gobiernos contemporáneos aún emprenden proyectos monumentales para afirmar la identidad nacional y desviar la atención de los problemas internos.

Consideremos las nuevas capitales de gran tamaño o los colosales proyectos aeroportuarios en regiones políticamente inestables.

Según un análisis de 2024 de proyectos arquitectónicos estatales a nivel mundial publicado por la Revista de Arquitectura Política, 78% Los diez proyectos de construcción de edificios individuales más caros del mundo, iniciados desde 2010, fueron llevados a cabo por regímenes clasificados como "autoritarios" o "híbridos".

Esto sugiere una correlación continua entre el poder centralizado y la construcción colosal impulsada por la imagen.

¿Puede la arquitectura moderna seguir funcionando como propaganda?

Absolutamente. Si bien el clasicismo manifiesto del siglo XX es raro, las formas modernas de La arquitectura como propaganda son omnipresentes.

A menudo se manifiestan como Hipermodernismo Estructuras elegantes e imposibles que comunican superioridad tecnológica y riqueza infinita.

Los proyectos de construcción masivos y altamente publicitados en los estados del Golfo o la rápida construcción en China de rascacielos que baten récords cumplen un propósito similar al de los arcos romanos: proyectar una capacidad nacional sin parangón y un futuro de dominio inevitable.

¿Es posible que el diseño arquitectónico sea realmente neutral, o es toda comisión pública inherentemente política?

Régimen/ÉpocaEstilo(s) arquitectónico(s)Mensaje clave propagadoEjemplo de punto de referencia
Italia fascista (1922-1943)Clasicismo despojado, racionalismo (Estilo Littorio)Continuidad con la gloria, el orden y la disciplina del Imperio Romano.Palacio de la Civiltà Italiana (EUR, Roma)
Corea del Norte (posterior a 1953)Realismo socialista, monumentalismo de inspiración JucheAutosuficiencia nacional, culto al líder, prosperidad estatalTorre Juche, Gran Monumento de la Colina Mansu (Pyongyang)
Alemania nazi (1933-1945)Neoclasicismo, gigantismoSupremacía aria, poder eterno, control totalitarioCampo Zeppelin (Núremberg), planificado Germania (Berlina)

Conclusión: Las paredes que hablan

La arquitectura como propaganda Es una lección de historia tridimensional e ineludible.

Desde la escalofriante pureza de las fachadas de mármol de Mussolini hasta la imponente escala de hormigón de Pyongyang, estos edificios fueron diseñados para ser instrumentos de control psicológico.

Intentaron convencer a la población de que el régimen no solo era fuerte, sino que estaba destinado a durar para siempre.

Su presencia perdurable hoy en día supone un desafío importante: ¿cómo interactuamos con los monumentos a la opresión?

Debemos considerarlas no solo como estructuras, sino como fuentes primarias de la retórica física de la tiranía. Reconocer su propósito es el primer paso para neutralizar su mensaje persistente.

Comparte tu experiencia: ¿Vives cerca de un edificio con un pasado político controvertido? ¿Qué te transmite hoy en día?

Preguntas frecuentes

¿Cuál es el objetivo fundamental de la arquitectura propagandística?

El objetivo principal es psicológico y político. Busca legitimar al régimen gobernante, reforzar el culto al líder, proyectar una imagen de poder estatal abrumador y suprimir la disidencia haciendo que la presencia del Estado parezca eterna e inescapable.

¿En qué se diferencia la arquitectura fascista italiana de la arquitectura nazi alemana?

Si bien ambos movimientos utilizaron el monumentalismo, la arquitectura fascista, en particular el movimiento racionalista, fue inicialmente más moderna y vanguardista.

La arquitectura nazi, defendida por Albert Speer, a menudo favorecía un neoclasicismo más pesado y severo que hacía referencia explícita a la antigua Grecia y Roma para afirmar una herencia racial imaginada.

¿Sigue utilizando la arquitectura contemporánea técnicas de propaganda?

Sí, pero a menudo de maneras más sutiles. La arquitectura propagandística actual se centra en la "arquitectura estrella" y en proyectos de hiperescala (por ejemplo, los edificios más altos del mundo, las nuevas capitales masivas) para transmitir dominio económico, destreza tecnológica y competitividad global, particularmente en naciones con poder centralizado.

¿Qué significa el término “clasicismo a rayas”?

El clasicismo despojado se refiere a un estilo popular en las décadas de 1920 y 1930, utilizado a menudo por regímenes autoritarios.

Simplifica o “despoja” a la arquitectura clásica griega y romana de su elaborada ornamentación y detalles escultóricos, dejando solo las formas austeras y monumentales (columnas, arcos, simetría).

Comunica poder sin que se perciba decadencia.

¿Qué ocurre con los edificios de propaganda cuando cae el régimen?

Varía. Algunos, como el Palacio de la Civiltà Italiana En Roma, se reutilizan y conservan, sirviendo como artefactos y oficinas históricas.

Otros, especialmente los símbolos locales más pequeños del régimen depuesto, son demolidos (por ejemplo, muchas estatuas de la era soviética en Europa del Este) o se dejan deteriorar, dependiendo de los objetivos políticos del gobierno sucesor.

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